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Mónika Ertl:
Entre el trabajo de inteligencia, persecución y justicia

Mónika Ertl

Gabriel Guzmán Camacho

Rodrigo Hasbún, en su obra Los afectos, publicada en 2015 y posteriormente el 2017 por Penguin Random House, encuentra inspiración en la historia de una joven boliviana de nacimiento alemán llamada Monika Ertl, conocida con el pseudónimo guerrillero “Imilla”. Hasbún desarrolla una ficción histórica sobre la familia Ertl, enfocada en varias secciones por la hermana Beatrix y por la misma Mónika como protagonistas. El escritor paceño relata e imagina los paraderos, idas, venidas, desencuentros y tensiones de la subjetividad de Monika frente a los desenlaces sociales, políticos, culturales y personales.

Después de la lectura de la novela de Hasbún tuve la oportunidad de revisar el Informe de la Comisión de la Verdad (2021) sobre los hechos acontecidos entre 1964-1982 y decidí escribir el presente trabajo. Para este corto ensayo voy a desarrollar un poco más el rastro histórico y lo que se puede encontrar en el caso de Monika Ertl: la red de inteligencia, el trabajo encubierto, los residuos de la Segunda Guerra Mundial, la influencia de los ejércitos extranjeros en las dictaduras latinoamericana (en este caso, la de Bolivia) y la fascinante historia de la contraofensiva a la inteligencia del régimen dictatorial.

Hans Ertl, conocido durante mucho tiempo como “el fotógrafo de Hitler”, era un propagandista del régimen nazi. Cuando el Tercer Reich se derrumba, la familia Ertl, junto a uno de los hombres más temidos, Klaus Barbie, conocido como “el carnicero de Lyon”, escaparon de la justicia y se refugiaron en Bolivia. Un país sin salida al mar y con un devenir histórico y político de mucha inestabilidad, lo cual los ayudó a pasar desapercibidos. Conocido también como el “loco Hans”, el conocido camarógrafo nazi empieza a rodar distintos intentos de documentales sobre mitos y leyendas de la región andina y amazónica como Hito-Hito (1958) y Paitití (1962) junto con su hija Mónika Ertl. Dicho acto era para algunos una especie de relación de lealtad entre Hans y el país, Bolivia. La hija Beatrix en sus testimonios dice que su padre llegó amar mucho al país andino que lo había recibido en su escape.

Sin embargo, años después, la hija de Hans decide romper con el legado nazista que su padre y su “tío” Barbie llevaban, y fascinada por la figura del Che Guevara decide seguir más de cerca el pensamiento boliviano y la militancia política de la izquierda en el país. En 1958 se muda junto con su esposo alemán al norte de Chile donde registra y evidencia la vida dura de los mineros. Luego se traslada a La Paz y, conmovida por la muerte del Che Guevara, decide enlistarse como militante del aspecto logístico en el Ejército de Liberación Nacional (ELN), partido creado por el mismo Guevara. Su trabajo en ELN fue de suma importancia para ella, tanto que pidió a su padre, Hans, que designará su hacienda llamada “La Dolorosa” como campo de entrenamiento. Esta petición creó una eterna ruptura entre la hija y el padre.

Comúnmente se asume que las relaciones entre Guevara y los partidos de izquierda fueron positivas. Sin embargo, se sabe que en Bolivia el liderazgo del Che encontró diversos obstáculos de orden jerárquico. Por ejemplo, el encuentro de diciembre de 1966 entre Mario Monje, secretario general del Partido Comunista de Bolivia, y Ernesto Guevara, devino en una disputa por la conducción y liderazgo del ELN. En este sentido la guerrilla del Che solo pudo integrar de 50 a 200 miembros y no contó con un amplio apoyo de base y estructura partidaria. Las diferentes dificultades que el grupo guerrillero vivió llevaron a que algunos miembros desertaran y que posteriormente fueran capturados. Este hecho, no muy común dentro de las filas del ELN, permitió al gobierno boliviano armar un caso de interés internacional y solicitar cooperación de inteligencia a Estados Unidos, en coordinación con Argentina, Brasil, Chile, Perú y Paraguay. Para el año 1967 el ELN recibe varias ofensivas del ejército boliviano y para el mes de abril se confirmó la presencia del Che Guevara, intensificándose las estrategias de operación militar. En agosto de 1967, con la incorporación de los agentes de la CIA, Gustavo Villoldo y Félix Rodríguez, la guerrilla del Che recibe una ofensiva que termina asesinando a muchas cabezillas, entre ellos nombres referentes de la guerrilla como Haidee Tamara Bunke Bider, conocida como la guerrillera Tania.

Con una terrible asma, falta de medicamentos y una herida de bala en la pantorrilla, Guevara fue perseguido y capturado el 8 de octubre de 1967 cerca de la Quebrada del Yuro por los “Rangers” bolivianos, asesorados por el ejército estadounidense. El agente de la CIA Félix Rodríguez, bajo el nombre provisional de “Capitán Ramos”, intervino en la captura de Guevara y mantuvo una serie de conversaciones con el guerrillero que no se registraron. Se asume que hubo diversas rondas de tortura contra Guevara. Posteriormente, se ordenó el asesinato del Che, pero se desconoce quién dio la orden. Se registró que la orden provino del régimen del dictador Barrientos, sin embargo hay especulaciones sobre el grado de apoyo por parte de los Estado Unidos. Su cuerpo fue llevado al lavadero del hospital Nuestro Señor de Malta donde se exhibió mediante inyecciones de formaldehido para evitar su descomposición. La escena, como bien relata John Berger, se asemeja al cuadro de Rembrandt donde el profesor Tulp está dando una lección de anatomía, utilizando al muerto como ejemplo. Habría que preguntarse si, en el caso de Guevara, el ejemplo era en términos de ofensa y estrategia militar. En medio de esta anécdota es que aparece otro personaje, el coronel Roberto Quintanilla, que en un acto de violencia explicita decide amputar las manos del Che.

Monika Ertl interpretó el acto de Quintanilla como una grave ofensa y respondió mediante uno de los planes de ajusticiamiento más resonados por los medios. Siguiendo los trazos históricos, el acto de Monika Ertl pone en evidencia algo que muchos pasan por alto: el “trabajo encubierto o de inteligencia”, muy recurrente en esa época y practicado hasta hoy en día. El coronel Quintanilla, al estar en el centro de atención de los grupos de guerrilla y de izquierda por la amputación del cadáver de Guevara, es destinado a ser Cónsul en Hamburgo, Alemania, como medida de precaución. Sin embargo, en marzo de 1971, Monika Ertl regresa a su país natal bajo la identidad de una joven australiana que deseaba visitar el país andino. Bajo su nueva identidad, Ertl, con una cabellera rubia, anteojos oscuros, un impermeable negro, tacos y un bolso pequeño en el brazo izquierdo, entra a la oficina del coronel Quintanilla para su entrevista por la supuesta visa de turismo, y en medio de los saludos revela un Colt Cobra 38 Special. Con tres disparos, mata al cónsul boliviano. Monika tuvo que refugiarse por un tiempo en Cuba y Francia como precaución.

En este escenario de escape es que aparece de nuevo el “tío Klaus”, conocido en Bolivia como Klaus Altmann. Después de muchos años de convivencia con Klaus, la joven Ertl descubre que su “tío” era en realidad Klaus Barbie, el famoso “carnicero de Lyon”, un criminal de guerra y jefe de la Gestapo de Hitler en Lyon. Se estima que cometió crímenes de tortura, asesinato y envío a campos de concentración de alrededor de cuatro mil personas. Klaus logró evadir a los servicios de seguridad francesas con el apoyo de la contrainteligencia del Ejército estadounidense, debido a su supuesto valioso conocimiento sobre el espionaje soviético y la resistencia comunista francesa. De esta manera, convirtiéndose el brazo derecho de la CIA y el asesor por excelencia de las dictaduras bolivianas, obtiene un cambio de identidad y una nacionalidad boliviana. Es este hombre, cercano de la familia Ertl, que controlaba un aparato de inteligencia muy bien establecido en Bolivia, logra seguir a Monika Ertl y la entrega a las fuerzas del ejército boliviano.

Klaus “Altmann”: Klaus Barbie

Este caso es un precedente importante de muchos otros para conocer las diversas tensiones y consecuencias que los actos de guerra durante la dictadura en Bolivia ocasionaron, a través de una compleja red de inteligencia y coordinación internacional que se conoció como El Plan Condor. Cabe mencionar que en 1973, el jefe operativo del asesinato de Monika Ertl no revela el paradero del cuerpo de la joven. Dentro de la investigación del informe de la Comisión de la Verdad, se revela que incluso dentro de los libros de registro del Centro Cultural Alemán del Cementerio Alemán de La Paz no se registra ningún resto o cuerpo de Monika Ertl. Es decir, hasta hoy, la igual que muchos otros casos de la época dictatorial, se desconoce el destino de los restos del cuerpo y la memoria se queda con la simbólica lápida en el Cementerio Alemán en La Paz donde dice “Aquí yace Monika Ertl”.

Hans Ertl y Mónika Ertl

Este ensayo utiliza de fuente primaria el tomo IV del Informe de la Comisión de la Verdad (pgs. 271-283) publicado el 2021.

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